La Editorial
20/01/2022
La pobreza alimentaria continúa como una realidad social en algunas regiones de Chiapas.
La carencia de posibilidades para acceder a la canasta básica, el alimento diario, golpea lo mismo a familias del campo que de las ciudades.
La desigualdad de sobrevivencia es más cruel entre la niñez y los sectores empobrecidos.
El binomio marginación y pobreza obliga a decisiones emergentes como el reciente convenio para proporcionar alimentos a 80 mil personas de municipios con más bajos índices de desarrollo.
Este acuerdo interinstitucional contribuirá al acceso de alimentos nutritivos para la niñez, adolescentes, mujeres embarazadas, lactantes y personas vulnerables enfermas.
La medida emergente para quienes no tienen bocado para alimentarse es positiva como principio de futuras acciones semejante.
Los olvidados y necesitados de Chiapas requieren ese urgente apoyo institucional, como también alternativas productivas y de trabajo.